27 de septiembre de 2014

Espiritismo y Religión (I)



Yo estoy divulgando esta doctrina y trabajando para ella casi toda mi vida, y para mí, el Espiritismo es una ciencia y es una religión.

Es una ciencia; sus bases codificadas por el maestro Allan Kardec, dictadas con total perfección, son inalterables y para todos los tiempos, al igual que los enseñamientos del Maestro Jesús, y asume científicamente sus adelantos y descubrimientos, que siempre son inspirados desde el mundo espiritual. La doctrina espírita no está envejecida ni anclada en el pasado, siempre está en el presente y descubriendo nuevos horizontes, para una humanidad en condiciones y preparada para recibirlos.


Es una religión, porque sus bases, sus enseñamientos y su moral, son religiosos. Su exponente máximo y prototipo a seguir, para conseguir nuestra elevación espiritual, es Jesús, y por todo esto el Espiritismo para mí es una religión, y Jesús mi querido Maestro, es la razón de mi vida, en Él confío y para Él trabajo.

(Relato recogido en “Hechos y obras de una vida” de mi autoría).

El catolicismo, convierte a Dios en un juez intransigente, implacable, en un verdugo espiritual, que somete sin piedad a los seres más débiles, a suplicios eternos. Las criaturas creadas por Él para ser felices, si sucumben a las tentaciones del mal, van directamente a poblar los infiernos, por toda una eternidad.

¿Qué mentes guiadas por un juicio recto y capacidad de raciocinio, podrían imaginar un dios semejante?

¿Es éste el Dios que Jesús nos da a conocer, cuando en su nombre nos recomienda el olvido de las ofensas, cuando nos dice que paguemos con el bien el mal que nos han hecho, que hay que perdonar para ser perdonados, que hay que amar para ser correspondidos, repartir primero para poder recibir después?

No, el Dios que Jesús nos da a conocer, es el Dios de los espíritas, es el único y verdadero.

El dios bíblico de las religiones, que se encoleriza y se calma según el valor de las ofrendas que reciba, el dios que extermina a unos para que otros sobrevivan, este dios de la mentira, nunca ha existido, porque es un dios inventado por las religiones para justificar sus engaños, castigar o premiar con el infierno o el cielo, para justificar las guerras ocasionadas en su nombre, y ya es hora de decir la verdad, de decir bien alto y claro que Dios es amor y justicia, con plena igualdad para todos.

El mal es una creación nuestra, todos aquí estamos sufriendo las consecuencias de nuestro pasado y construyendo nuestro futuro. Dios con inmenso amor, espera paciente a que, con toda libertad y utilizando siempre nuestro libre albedrío, sepamos ganar y merecer la felicidad del cielo prometido.

La religión católica tiene una gran responsabilidad sobre el estado en que hoy se encuentra nuestra humanidad; no sólo por las prisiones que abrió en tiempos de persecución, sino por los tormentos inauditos que han inventado y las muchas hogueras que han encendido, pero aún esto es poca cosa, al lado de la influencia perniciosa que ha derramado sobre una parte de la humanidad que le ha seguido. No sólo ha torturado sus cuerpos, sino que ha oscurecido también sus mentes con la superstición, perturbando las inteligencias, con la idea sombría y terrible de un dios vengador. Le ha hecho perder al hombre el hábito y el derecho de pensar, y los ha separado cruelmente de aquéllos que buscaban libres y sinceramente la verdad.

Utilizaron el nombre de Jesús para hacer guerras santas, para rescatar según ellos, el sepulcro de Jesús, que en realidad nunca estuvo enterrado, porque Pedro y José de Arimatea sacaron el cuerpo de esa tumba supuesta, y lo llevaron a un lugar desconocido, para evitar que fuese profanado.

Siguiendo con la historia: las cruzadas de Oriente y de Occidente, los asuntos de fe o la inquisición, son males menores comparados con esa tiranía secular, con ese espíritu sectario e intransigente, que ha perturbado y desviado el juicio de centenas de millones de hombres y mujeres. Esta influencia dogmática ya está agonizante, pero aún sigue haciendo mucho daño.

Los primeros cristianos creían en la preexistencia y en la supervivencia del Espíritu en otros cuerpos, tal y como recoge la Biblia, en las preguntas hechas a Jesús sobre Elías. San Pablo, en su primera epístola a los Corintios, describe bajo el nombre de dones espirituales, todas las clases de mediumnidades.

Las prácticas espiritistas, se estuvieron realizando durante muchos siglos. Personajes como Arnobio de Sicca y uno de los maestros de la escuela de Alejandría: Ammonio Saccas, decían estar inspirados por espíritus superiores, y esos mismos espíritus, en sus comunicaciones combatían con frecuencia el dogmatismo creciente de la Iglesia. Se expresaban en desacuerdo sobre cómo las enseñanzas tan sencillas del Evangelio, eran oscurecidas por dogmas inventados e impuestos por la Iglesia a sus creyentes, para confundirlos y mantenerlos en la ignorancia y el fanatismo.

También se pronunciaban en contra del escandaloso lujo del que se rodeaban los obispos.

La Iglesia se aparta del camino evangélico de Jesús, y las divisiones son más frecuentes e importantes. Los verdaderos seguidores del Maestro, son perseguidos y acusados de herejía, justamente por los mismos que falsifican los textos, los alteran para adaptarlos a sus más sombríos intereses, utilizando indignamente el nombre del Buen Jesús, nombrándose ellos mismos los únicos representantes de Él.

Debemos dar también el reconocimiento justo, a una Iglesia que ha sido útil a la humanidad en algunas épocas; ha sabido enfrentar y frenar los avances de la barbarie y ha creado muchas instituciones benéficas, pero se ha mantenido inamovible en sus dogmas, totalmente inaceptables por la humanidad del siglo XXI.




Elucidaciones Espíritas.
José Aniorte.

  



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