Dejamos
un año atrás.
Ha
estado lleno de tristezas, alegrías, sueños cumplidos, otros por realizar,
nuevas amistades, otras se han marchado, experiencias nuevas...
Un
año nuevo está a punto de entrar y como dijo el poeta, “…se hace camino al
andar”.
Cada
uno de nosotros debemos continuar nuestro camino, algunos tramos serán fáciles
de llevar, otros, nos costarán mucho más, son en estos últimos donde nuestra
creencia ha de ser más sólida para seguir adelante y superar las pruebas que
nos encontramos, para ir creciendo.
Ellos
siempre están a nuestro lado, tanto buenos como no tan buenos, depende de
nosotros, de nuestro comportamiento y de nuestra transformación moral, para que
nos acompañen unos u otros. Sin olvidarnos de nuestro Guía, Espíritu elevado
que contrajo el compromiso de intuirnos, guiarnos y protegernos en esta etapa,
no necesitamos conocerlo, para saber que en el momento que lo necesitamos está
a nuestro lado.
Con
la oración, nos ponemos en contacto con Ellos, les
damos las gracias, rogamos por nuestros familiares y amigos y pedimos por los
necesitados y, sobre todo, por los olvidados, de los que nadie se acuerda.
La
oración no es una fórmula establecida por nadie, es, simplemente, lo que nos
dicta nuestro corazón en ese momento.
Podemos
ir por caminos distintos, ¡que más da!, lo que importa es la meta que todos
tenemos en común, ¡mejorar!, para regresar más ligeros de equipaje, para ello
debemos tener:
Disciplina.
Disciplina.
Y
disciplina.
Que
este año que entra, nos traiga:
Amor.
Humildad.
Paciencia.
Caridad.
Paz.
Luz...
A
tod@s, os deseo, de corazón:
Un
Feliz Año Nuevo.
Antonio.