LAS CONEXIONES ENTRE LA VIDA TERRENAL Y EL MÁS ALLÁ.
EL ESPÍRITU O LA ENTIDAD INMATERIAL Y LA ACTIVIDAD DEL ESPIRITU.
Hoy quisiera hablar
de cómo el alma y el espíritu están relacionados con el Más Allá, o, como la
gente lo llama a menudo, con la cuarta dimensión. Es conscientemente que digo
sólo “alma” y “espíritu”, ya que el cuerpo es meramente material y no tiene
relación alguna con el Más Allá. Por esto también el cuerpo es mortal y perecedero
como toda la materia, aunque ello solamente desde el punto de vista terrenal,
pues en realidad nada es perecedero, sino que a lo largo de los tiempos toma otro
aspecto. Pero según el concepto terrenal, es perecedero lo que pierde su
aspecto inicial. Lo que pierde la capacidad –hablando en concreto del cuerpo
humano- de prestar el servicio que le ha sido impuesto y que le es innato.
Alma y espíritu son
inmortales. Decimos asimismo de un difunto que ha exhalado el espíritu, pero
solamente entendemos por ello la capacidad de ser intelectualmente activo, de
hacer uso de los cinco sentidos. Al mismo tiempo también desaparece el alma,
pero para el hombre no es fácil distinguir, siendo ambos invisibles, y que
nunca se les puede captar físicamente.
La sede del
espíritu, o sea la capacidad de hacer cualquier percepción y de dominar el cuerpo,
se admite en el cerebro, y así puede entenderse cuando se trata de inteligencia
y de lo que el hombre necesita para comprender correctamente lo que le rodea,
para trabajar, para pensar, etcétera.
Pero no hablo de
este intelecto solamente, sino de la entidad inmaterial que habita dentro de
cada persona. No sólo vive en el cerebro, sino en todo el cuerpo, y se sirve
únicamente del cerebro para poder actuar, para expresar su voluntad.
Esta entidad, sin
embargo, no está relacionada directamente con las partes del cuerpo, sino que
está embutida en el alma. Podemos compararlo a una complicada nuez. La carne
blanda alberga la vida, permanencia, procreación, y todo lo que hace falta para
asegurar su evolución. Esta carne blanda y valiosa está envuelta en un forro
delicado, el alma, que se cuida o tendría que cuidarse de que al espíritu le
quede garantizada y mantenida la posibilidad de desarrollarse, que tiene que
dar a la entidad la protección que ésta necesita para ser libre y sin trabas en
su actividad. Esta alma llena todo el cuerpo, y puede compararse a la piel fina
y delicada que envuelve la carne de la nuez para que no le dañe la cáscara dura
y áspera. Y por fin, la cáscara dura de la nuez puede compararse al cuerpo, que
ofrece a alma y espíritu una vivienda, no siempre muy cómoda y agradable, pero
asimismo equipada según las normas y leyes naturales para el período en que
espíritu y alma tengan que vivir en él.
Esto ha sido un breve
resumen, que todavía no tiene mucho que ver con la medicina y su ciencia, pero
es necesario comprender las verdades básicas, pues sobre ellas tiene que
edificarse todo el resto. Termino por hoy, mañana seguiremos con nuestras consideraciones.
Mediumnidad
Dr. Karl
Nowotny
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