La humanidad que hoy puebla la Tierra, es innegable que
vive muy mal, porque no tiene fe en ninguna creencia, se ríe de las religiones
del pasado, duda de las filosofías del presente, y no quiere ocuparse del
análisis del porvenir; sin comprender que las tres épocas en que los hombres
dividimos el tiempo están íntimamente enlazadas entre sí; son los tres capítulos
de nuestra vida; el pasado es la infancia del mundo, el presente la juventud,
el porvenir la edad madura, y para vivir con conocimiento de causa, necesitamos
buscar el porqué de todas las cosas.
De las religiones muchos han perdido la ilusión, porque
han visto que sus grandes sacerdotes eran hombres falibles como los demás, y lo
mismo acontece con las modernas filosofías sin exceptuar el Espiritismo.
A muchos les hemos oído decir: yo estudiaría el
Espiritismo, pero francamente, cuando veo que los espiritistas tienen los
mismos vicios que los demás, digo: ¡Bah! ¡Bah! No merece la pena que yo me
ocupe de una escuela que no hace a los hombres mejores.
Error gravísimo de funestísima consecuencia, no hay
ideal que engrandezca al hombre si este no quiere engrandecerse, no son los espíritus los que nos han de dar
virtudes, somos nosotros los que las hemos de adquirir; ellos lo único que
pueden hacer es aconsejarnos, señalarnos la buena senda dejándonos en completa
libertad de acción.
Muchos dicen: ¡Parece increíble! Fulano es espiritista,
oye comunicaciones buenísimas, y sin embargo, tiene hoy los mismos vicios que
ayer. ¿Y por qué lo encontráis extraño? ¿Qué es una encarnación para mejorar al
hombre? O mejor dicho un número de días más o menos crecido, por término medio
quince o veinte años; porque la mayoría de los espiritistas han conocido el
Espiritismo en el promedio de su existencia, cuando han llegado al desarrollo
de todas sus pasiones, ¿Cómo queremos en
brevísimos segundos cambiar el modo de ser de un individuo? Es
completamente imposible. Y como prueba de esto, hemos visto médiums admirables,
puestos en relación directa con espíritus elevadísimos, que han escrito
comunicaciones verdaderamente evangélicas, y después de concluida la sesión, se
han ido a un garito, a un lupanar, a una taberna, y han hecho uso de su
voluntad empleando el tiempo en lo que para ellos, es más grato. ¿Y deja por
esto de ser verdad la comunicación de los espíritus? No; ¿Pierde por esto el
Espiritismo? De ninguna manera; la comunicación de ultratumba sigue siendo la
clave de todos los misterios de nuestra vida y en nada le afecta la pequeñez de
los instrumentos que tienen que utilizar los espíritus, y lo que decimos de los
médiums, también lo decimos de los espiritistas en general, que sus
impugnadores siempre dicen: Mengano es espiritista, era avaro y sigue siéndolo,
fulano es espiritista, era derrochador y sigue malgastando la herencia de sus
hijos. Zutano es espiritista, cumplía mal con su familia y sigue del mismo
modo; pues para ser más bueno me quedo como estoy.
¿Y qué tienen que ver las personalidades siempre
mezquinas en parangón con los ideales que siempre son grandes? ¿Qué lazo de
unión existe entre los sacerdotes y las religiones? Ninguno, porque todas las
religiones son buenas en principio, consideradas en abstracto todas pueden
hacer la felicidad de los pueblos, y puestas en práctica el abuso que de ellas
han hecho los hombres las han convertido en tiranos, ¿Y quién es responsable,
el credo santo que nos aconseja amar y perdonar, o el hombre fanático que
convierte su religión en tea incendiaria?.
El Espíritu que tenga verdadera sed de progreso no debe
contentarse con seguir la marcha de moros o cristianos, nada hay que hacer con
los hombres de las religiones ni de las filosofías, sino con los ideales, con
los credos, con las síntesis.
No hay religión ni filosofía que no tenga sus libros
fundamentales, estúdiense éstos, y si en ellos se encuentra un buen método para
mejorar nuestras costumbres, sigámosle, sin entretenernos a observar si nuestro
vecino se cae o se levanta, porque a nosotros ni nos ha de salvar su salvación,
ni nos ha de condenar su culpa, cada cual ha de responder de sus actos; en este
supuesto perdemos el tiempo miserablemente espiando las acciones de nuestros
compañeros de cautiverio.
Triste es la vida de la Tierra, para algunos seres es
verdaderamente insoportable, pero aumentamos nuestro sufrimiento porque no
sabemos mirar; así como se dice que no hay libro malo que no tenga una hoja
buena, de igual modo no hay hombre que en medio de sus vicios deje de estar
dotado de una cualidad recomendable, y este punto luminoso es al que debemos
mirar, y es al que justamente no miramos, no hacemos mención de tal o cual
virtud, pero sí de todos los vicios que afectan a nuestro vecino, así es, que
mirada la humanidad por su lado malo se vive tan mal que nuestra estancia en la
Tierra es una agonía prolongada.
El estudio del Espiritismo proporciona un gran
lenitivo, si sabemos mirar, esto es, si no nos fijamos en la mayoría de los
espiritistas, sino en las comunicaciones
razonadas de los espíritus, en la vida infinita que se desarrolla ante
nosotros, en la certidumbre de nuestro adelanto indefinido, que indudablemente
nos puede prestar un consuelo y una esperanza que se asemeja sino a la
felicidad al menos al descanso, al reposo; podemos adquirir la convicción de
ser dichosos en un día más o menos lejano, que es a todo lo que puede aspirar
el hombre en la Tierra; pero si fijamos nuestros ojos en tal o cual personalidad
y le escogemos como modelo de nuestras acciones, y al ver que cae, decimos: el
credo de este hombre no puede ser bueno porque él ha caído a pesar de blasonar
que comprendía el Espiritismo, desde hoy abominamos tal doctrina. Este proceder
que hemos visto en muchos, lo encontramos completamente absurdo y falto de
sentido común, siendo sin duda alguna la herencia de los fanáticos religiosos
que santificaron a ciertos y determinados hombres y encerraron la religión
dentro de círculos microscópicos.
Y ahora preguntamos nosotros: ¿Y de qué nos sirve nuestra razón? ¿No tenemos como los demás seres de
la Tierra, memoria, entendimiento y voluntad? Somos tan torpes, tan
obtusos, que necesitamos que nos pongan andadores para comenzar a andar ¿Por
qué hemos de seguir las infecundas huellas de los fieles afiliados a tal o cual
religión, que fijan su mirada en su vicario, en su santón, en su pastor, y si
éste no anda, su grey permanece sin dar un paso?; Y decimos esto, porque
sabemos que muchos espiritistas miran a las figuras más caracterizadas del
Espiritismo, y si éstas flaquean, desfallecen ellos también perdiendo la fe en
una doctrina que es luz y verdad.
Si el Espiritismo no tiene santones, si no se consolida
en un número de entidades, si los hombres no han de darle valor a su credo,
porque éste lo tiene en sí mismo, no negaremos que es más importante para
convencer, y para propagar cualquier doctrina, un hombre de buenas costumbres,
que no un individuo lleno de vicios, lo bueno siempre es bueno; pero nada
pierde un ideal filosófico porque uno de sus mantenedores resbale y caiga ¿Qué
es un hombre ante una idea? Menos que un átomo ante el conjunto de la creación.
¿No es la libertad de los pueblos la que ha creado
tantas asociaciones, tantos partidos políticos, y a la sombra de ese nombre, no
se han consumado apostasías sin cuento, crímenes horribles, y por eso no ha
perdido la libertad ni una sola flor de su bellísima corona?
La libertad que es la eterna desposada del progreso,
conserva su blanca diadema de azahar, es la virgen que inspira siempre sublimes
amores, es la diosa del adelanto y no se podrá negar que invocándola se han
cometido grandes perjuicios.
¿Y qué diremos de la religión cristiana? Toda clase de
abusos se han llevado a cabo pronunciando el nombre de Cristo; los hombres se
han empequeñecido, pero ha quedado el ideal de Jesús, y todos los sistemas
humanitarios, todas las sociedades morales, todas las reformas filosóficas,
tiene por base los mandamientos de la ley de Dios resumidos por Cristo en uno
solo, ama a Dios sobre todas las cosas y
a tu prójimo como a ti mismo.
Pues igual suerte le cabe al Espiritismo, tiene vida
propia, no necesita de las virtudes de los hombres para engrandecerse; él será
siempre grande, porque sus manifestaciones son la síntesis de la verdad. La
comunicación de los espíritus dio ayer, da hoy y dará mañana perfecta
explicación de lo que es la vida, y los médiums encargados de difundir la luz
de la buena nueva no son seres privilegiados ni agraciados con un don especial,
la mediumnidad es patrimonio de todos; médium
puede ser la inocente niña, el pobre presidiario, el escéptico materialista, el
fervoroso creyente, así es, que no debemos decir con tono declamatorio y
tristeza hipócrita; ¡Ay! El Espiritismo se pierde porque fulano se hunde en
el abismo o mengano descubre nuevos vicios, ¿A quién seguiremos ahora? ¿A quién
habéis de seguir? Al estudio, que es el gran sacerdote que nunca nos desampara,
los libros de Kardec son siempre los mismos, de las innumerables obras espiritistas
que se han escrito, de sus saludables enseñanzas, no se han borrado sus líneas
ni se han esparcido sus hojas; amigas y discretas, esperan que las interroguen
para dar generosamente leales consejos.
Nos hemos convencido de que los espiritistas no sabemos
mirar, porque simulando un profundo sentimiento, lo que hacemos es sacar a relucir
las faltas de nuestro prójimo diciendo: ¡Qué lástima! ¡Cuánto se podía haber
adelantado! Si fulano hubiera sido más consecuente con sus ideas, si mengano no
hubiera preferido las vanidades del mundo a la enseñanza del Espiritismo; no
nos encontraríamos perdidos. Perdidos porque queréis, la verdad no tiene más que un camino, el que quiere seguir
firmemente no encuentra obstáculos que se opongan a su paso; para amar no
necesitamos instrucciones, el corazón amante lleva en sí la ciencia infusa, el
alma ávida del progreso lee en la naturaleza la historia de la creación, el
Espíritu pensador encuentra a Dios irradiando en el mar, en el cielo, en el monte
y en el llano.
Bueno muy bueno es que los hombres de saber se dediquen
a instruir a los pequeñitos, pero no debemos juzgar desgracia irreparable
cuando un maestro abandona a sus discípulos, porque todos podemos seguir
nuestro aprendizaje si queremos aprender.
Lo
que nos falta a los espiritistas no son preceptores, sino una buena dosis de voluntad
firme, inquebrantable, perdemos miserablemente el tiempo mirando los defectos de
los demás sin reparar en los nuestros, que si los examináramos no nos sobraría
ni un segundo para ocuparnos de nadie, pero como no sabemos mirar, perdemos día
tras día y año tras año diciendo: si no me regenero es porque no tengo un buen
modelo que imitar; y al decir esto, mentimos miserablemente, porque nunca falta
un ser virtuoso que nos sirva de ejemplo, lo que nos falta a la mayoría de los
espiritistas es afán de progreso, adonde quiera que dirijamos la mirada
encontraremos algo bueno que aprender, algo bueno que estudiar, los pesimistas
son unos pobres locos, la virtud no es una utopía.
¿Pensáis que si no existieran los reflejos de los buenos sentimientos se podría
habitar en la Tierra? Si hay muchos seres dominados por la soberbia, en cambio
los hay que son modelos de humildad; si hay almas avaras, hay también espíritus
generosos, si hay hombres entregados al desenfrenado sensualismo, no puede
negarse que también existe la pureza y la castidad, si hay personas iracundas,
¡Quién no ha conocido almas pacientes! La paciencia es una virtud puesta en práctica
mucho más de lo que se cree, si la gula embrutece a muchos hombres, la templanza
y hasta la abstinencia ha santificado a muchos otros, si la envidia corroe el corazón
humano, también la caridad lo ennoblece; si la pereza hunde a la humanidad en
la ignorancia, la diligencia y la actividad la conduce al progreso, y
sucesivamente no hay vicio que no tenga su antídoto, lo que nos hace falta para
ser relativamente dichosos es saber vivir, porque los terrenales tenemos un
gravísimo defecto:
¿Sabéis cual es? Que no sabemos mirar.
La
Luz de la Verdad.
Amalia
Domingo Soler.