Poesía
leída por Amalia D. Soler, directora de “La Luz del Porvenir” en el funeral de
Fernández Colavida.
Ha
perdido la escuela espiritista
uno
de sus más firmes campeones;
¡Feliz
aquel que con valor conquista
la
fe de sus profundas convicciones!
¡Feliz
el que consagra una existencia
a
defender su credo sacrosanto;
y
busca en los misterios de la ciencia
el
medio de enjugar mares de llanto!
¡Feliz
el que proclama con anhelo
de
la verdad sublime la enseñanza:
y
a todos los que gimen abre un cielo
Esto
Fernández hizo; convencido
que
la verdad suprema poseía,
con
un trabajo nunca interrumpido
ni
en sus postreras horas de agonía:
Dejó
de difundir los resplandores
del
astro que su mente iluminaba;
matizando
con vívidos colores
cuanto
en su noble anhelo pronunciaba.
Fue
el Kardec español; a su memoria
debemos
erigir un monumento;
¡Que
bien merece perpetuar su gloria
el
que tuvo tan claro entendimiento!
El
que supo luchar con heroísmo
aunque
sus libros consumió la hoguera:
¡Apóstol
del moderno Espiritismo!...
de
la fe racional clara lumbrera!
Duerma
tu cuerpo, no en humilde fosa,
(Que
mármoles merecen tus despojos:)
para
el que tuvo vida tan honrosa
y
por su ideal sufrió tantos enojos.
Debemos
levantar a su memoria
¡Gigante
monumento de granito!
para
su nombre... la terrena gloria:
Para su alma... ¡La luz del infinito!
Extraído del libro "La Luz que nos Guía"
Amalia Domingo Soler.
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