¿En qué consiste que Espíritus de una
inferioridad moral e intelectual notoria, hablen espontáneamente de sus
diferentes existencias, y de su deseo de reencarnarse para rescatar su pasado?
En el mundo de los
Espíritus pasan cosas que es muy difícil que podáis comprender. ¿No tenéis
entre vosotros, personas muy ignorantes sobre ciertas cosas, y que están
ilustradas sobre otras; personas que tienen más criterio que instrucción, y
otras que tienen más genio que criterio?
¿No sabéis también
que ciertos Espíritus se complacen en mantener a los hombres en la ignorancia,
haciendo como que les instruyen, y que se aprovechan de la facilidad con que
dan crédito a sus palabras?
Podrán seducir a
aquellos que no buscan el fondo de las cosas, pero cuando se les conduce a
perder la paciencia por el razonamiento, no sostienen su papel por mucho
tiempo.
Por lo demás es
menester tener cuidado con la prudencia que en general los Espíritus ponen en
la promulgación de la verdad: la luz demasiado viva y repentina deslumbra y no
da caridad. Pueden, pues, en ciertos casos juzgar útil el esparcirla gradualmente
según los tiempos, los lugares y las personas.
Moisés no enseñó todo lo que
enseñó Cristo: y el mismo Cristo dijo muchas cosas, cuya inteligencia estaba
reservada a las generaciones futuras.
Habláis de la reencarnación y os admiráis
que este principio no se haya enseñado en ciertos parajes; pero es menester que
penséis que en un país en el que la preocupación del color tiene su reinado
absoluto, en donde la esclavitud está arraigada en las costumbres, se hubiera
rechazado el Espiritismo sólo porque proclamaba la reencarnación, porque la
idea de que el que es amo o señor puede ser esclavo, y recíprocamente, hubiera
parecido monstruosa.
¿No valía más hacer aceptar el principio general, para
después sacar las consecuencias?
¡Oh, hombres! qué corta es vuestra vista
para juzgar los designios, y Dios; sabed, pues, que no se hace nada sin su
permiso y sin un fin que vosotros muchas veces no podéis penetrar. Ya os he
dicho que la unidad se hará en la creencia del Espiritismo; y tened por cierto
que las disidencias, ya menos profundas, se disiparán poco a poco a medida que
los hombres se ilustren y que al fin desaparecerán completamente, porque tal es
la voluntad de Dios, contra lo cual no puede prevalecer el error.
El Espíritu de
Verdad.
El Libro de los Médiums.
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