13 de diciembre de 2013

Reencarnación



¿En qué consiste que Espíritus de una inferioridad moral e intelectual notoria, hablen espontáneamente de sus diferentes existencias, y de su deseo de reencarnarse para rescatar su pasado?

En el mundo de los Espíritus pasan cosas que es muy difícil que podáis comprender. ¿No tenéis entre vosotros, personas muy ignorantes sobre ciertas cosas, y que están ilustradas sobre otras; personas que tienen más criterio que instrucción, y otras que tienen más genio que criterio?

¿No sabéis también que ciertos Espíritus se complacen en mantener a los hombres en la ignorancia, haciendo como que les instruyen, y que se aprovechan de la facilidad con que dan crédito a sus palabras?

Podrán seducir a aquellos que no buscan el fondo de las cosas, pero cuando se les conduce a perder la paciencia por el razonamiento, no sostienen su papel por mucho tiempo.

Por lo demás es menester tener cuidado con la prudencia que en general los Espíritus ponen en la promulgación de la verdad: la luz demasiado viva y repentina deslumbra y no da caridad. Pueden, pues, en ciertos casos juzgar útil el esparcirla gradualmente según los tiempos, los lugares y las personas.

Moisés no enseñó todo lo que enseñó Cristo: y el mismo Cristo dijo muchas cosas, cuya inteligencia estaba reservada a las generaciones futuras. 

Habláis de la reencarnación y os admiráis que este principio no se haya enseñado en ciertos parajes; pero es menester que penséis que en un país en el que la preocupación del color tiene su reinado absoluto, en donde la esclavitud está arraigada en las costumbres, se hubiera rechazado el Espiritismo sólo porque proclamaba la reencarnación, porque la idea de que el que es amo o señor puede ser esclavo, y recíprocamente, hubiera parecido monstruosa.

¿No valía más hacer aceptar el principio general, para después sacar las consecuencias? 

¡Oh, hombres! qué corta es vuestra vista para juzgar los designios, y Dios; sabed, pues, que no se hace nada sin su permiso y sin un fin que vosotros muchas veces no podéis penetrar. Ya os he dicho que la unidad se hará en la creencia del Espiritismo; y tened por cierto que las disidencias, ya menos profundas, se disiparán poco a poco a medida que los hombres se ilustren y que al fin desaparecerán completamente, porque tal es la voluntad de Dios, contra lo cual no puede prevalecer el error.

El Espíritu de Verdad.


El Libro de los Médiums. 



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