18 de septiembre de 2013

Papel del Médium en las Comunicaciones Espiritistas (II)




15. Los Espíritus sólo tienen el lenguaje del pensamiento, no tienen el lenguaje articulado; por esto no hay para ellos sino un idioma; según eso podría un Espíritu expresarse por la vía mediúmnica en un lenguaje que no hubiese jamás usado viviendo; y en este caso, ¿de dónde sacaría las palabras de las cuales se sirve?

Acabáis de responder a vuestra pregunta diciendo que el Espíritu tiene una sola lengua que es la del pensamiento; esta lengua todos la comprenden, lo mismo los hombres que los Espíritus. El Espíritu errante, dirigiéndose al Espíritu encarnado del médium, no le habla ni francés ni inglés, sino la lengua universal, que es la del pensamiento; para traducir sus ideas en un lenguaje articulado, transmisible, saca sus palabras del vocabulario del médium.

16. Si así fuese, el Espíritu no debería poder expresarse sino en el idioma del médium, mientras que se les ve escribir en idiomas desconocidos de este último; ¿no hay en esto una contradicción?

Notad primero que todos los médiums no son igualmente a propósito para esta clase de ejercicio, al mismo tiempo que los Espíritus no se prestan a ello sino accidentalmente, cuando juzgan que puede ser útil; pero para las comunicaciones usuales y de cierta extensión prefieren servirse del lenguaje familiar del médium, porque les presenta menos dificultad material para vencer.

17. La aptitud de ciertos médiums para escribir una lengua que le es extraña, ¿acaso no sería el resultado de que esta lengua les fue familiar en otra existencia, de la que pueden conservar la intuición?

Ciertamente puede suceder de este modo, pero esta no es una regla; el Espíritu puede, con algunos esfuerzos, sobrepujar momentáneamente la resistencia material que encuentra; esto es lo que sucede cuando el médium escribe en su propia lengua palabras que no conoce.

18. Una persona que no supiese escribir, ¿podría escribir como médium?

Sí; pero se concibe que aun en esto hay una grande dificultad mecánica que vencer, no teniendo la mano la costumbre del movimiento necesario para formar las letras. Lo mismo sucede con los médiums dibujantes que no saben dibujar.

19. Un médium muy poco inteligente, ¿podría transmitir comunicaciones de un orden elevado?

Sí, por la misma razón que un médium puede escribir en un idioma que no conoce. La mediumnidad propiamente dicha, es independiente de la inteligencia, así como de las cualidades morales, y a falta de un instrumento mejor puede el Espíritu servirse del que tiene a mano; pero es muy natural que para comunicaciones de cierto orden prefiera el médium que lo ofrece menos dificultades materiales. Hay, además, otra consideración: el idiota muchas veces sólo es idiota por la imperfección de sus órganos, pero su Espíritu puede estar más adelantado de lo que vosotros creéis; tenéis la prueba por ciertas evocaciones de idiotas muertos o vivos.

Observación. — Este es un hecho probado por la experiencia; nosotros hemos evocado varias veces a idiotas vivientes que han dado pruebas patentes de su identidad y respondían de un modo muy sensato y aun superior. Ese estado es un castigo para el Espíritu que sufre por el embarazo en que se encuentra. Un médium idiota puede, pues, algunas veces, ofrecer al Espíritu que quiere manifestarse más recursos de los que se cree.

(Véase La Revista Espírita, julio de 1860, artículo sobre la “Frenología y la Fisonomía”).

20. ¿De dónde viene la aptitud de ciertos médiums para escribir en verso a pesar de su ignorancia en poesía?

La poesía es un lenguaje; pueden escribir en verso así como pueden escribir en un lenguaje que no conocen; además pueden haber sido poetas en otra existencia, y como se os ha dicho ya, los conocimientos adquiridos nunca se pierden para el Espíritu que debe llegar a la perfección en todas las cosas. Entonces lo que ellos supieron les da, sin que lo conozcan, una facilidad que no tienen en el estado ordinario.

21. ¿Sucede lo mismo con aquellos que tienen una aptitud especial para el dibujo y la música?

Sí; el dibujo y la música son también modos de expresar el pensamiento; los Espíritus se sirven de los instrumentos que les ofrecen más facilidad.

22. ¿La expresión del pensamiento para la poesía, el dibujo o la música, depende únicamente de la aptitud especial del médium o de la del Espíritu que se comunica?

Unas veces del médium, otras del Espíritu. Los Espíritus superiores tienen todas las aptitudes; los Espíritus inferiores tienen conocimientos limitados.

23. ¿Por qué el hombre que tiene un talento superior en una existencia, no lo que tiene en una existencia siguiente?

No sucede siempre así porque muchas veces perfecciona en una existencia lo que ha empezado en otra, pero puede suceder que una facultad superior dormite cierto tiempo para dejar a otra más libertad para desarrollarse; es un germen latente que encontrará más tarde, y del que siempre quedan algunas señales, o al menos una vaga intuición.

224. El Espíritu extraño comprende, sin duda, todos los idiomas, puesto que los idiomas son la expresión del pensamiento, y que el Espíritu comprende por el pensamiento; pero para manifestar este pensamiento es necesario un instrumento; este instrumento es el médium. El alma del médium que recibe la comunicación extraña no puede transmitirla sino por los órganos de su cuerpo; así pues, estos órganos no pueden tener para una lengua desconocida la flexibilidad que tiene para la que les es familiar. Un médium que solo sepa el francés podrá, accidentalmente, dar una respuesta en inglés, por ejemplo, si al Espíritu le place hacerlo; pero los Espíritus que encuentran ya el lenguaje humano demasiado lento en comparación con la rapidez del pensamiento, puesto que abrevian tanto como pueden, se impacientan de la resistencia mecánica que experimentan, y por esto no lo hacen siempre. Es también la razón porque un médium novicio que escriba penosamente y con lentitud aun siendo en su propia lengua, en general no obtiene más que respuestas breves y sin desarrollo; así es que los Espíritus recomiendan también que no se hagan por su intermediario sino preguntas sencillas. Para las de una gran importancia, es preciso un médium formado que no ofrece ninguna dificultad mecánica al Espíritu. Nosotros no tomaríamos, para que vos leyera, un discípulo que deletrease; un buen obrero no se sirve de malas herramientas. Añadamos otra consideración de gran interés por lo que concierne a los idiomas extranjeros. Los ensayos de este género siempre se hacen por curiosidad y de experimento; nada es más antipático a los Espíritus que las pruebas a las cuales se les quiere someter. Los Espíritus superiores jamás se prestan a ello y se van en el momento que quieren hacerlo. Tanto como se complacen en las cosas útiles y formales, les repugna el ocuparse de cosas tontas y sin objeto. Dirán los incrédulos: esto es para convencernos y este fin es útil, puesto que puede ganar adeptos para la causa de los Espíritus. A esto responden ellos:  

Nuestra causa no necesita a los que tienen demasiado orgullo para creerse indispensables; nosotros llamamos a los que nosotros queremos, y a menudo estos son los más pequeños y los más humildes. ¿Hizo Jesús los milagros que le pedían los escribas? ¿Y de qué hombre se sirvió para revolucionar el mundo? Si queréis convenceros tenéis otros medios que la fuerza; empezad primero por someteros; no está en el orden que el discípulo imponga su voluntad al maestro.

Resulta de eso que, salvas algunas excepciones, el médium manifiesta el pensamiento de los Espíritus por los medios mecánicos que están a su disposición, y que la expresión de este pensamiento puede y aun debe lo más a menudo resentirse de la imperfección de estos medios; así es que el hombre inculto, el labriego, podrá decir las cosas más hermosas, expresar los pensamientos más elevados, los más filosóficos, hablando como un labriego; porque ya se sabe: para los Espíritus el pensamiento lo domina todo. Esto contesta a la objeción hecha por algunos críticos con motivo de la falta de corrección de estilo y de ortografía que puede tenerse que reprochar a los Espíritus, y que pueden provenir del médium, así como del Espíritu. Pararse en semejantes cosas es una trivialidad. No es menos pueril el ocuparse en reproducir estas incorrecciones con una minuciosa exactitud, como lo hemos visto hacer algunas veces.

Pueden pues corregirse sin escrúpulo, a menos que sean un tipo característico del Espíritu que se comunica, en cuyo caso es útil conservarlas como prueba de identidad. De este modo, por ejemplo, hemos visto a un Espíritu escribir constantemente Jule (sin “s”)  hablando de su nieto, porque cuando vivía escribía de este modo y esto que el nieto que servía de médium sabía perfectamente escribir su nombre.



Continuará...


"El Libro de los Médiums" 




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