15. Los Espíritus sólo
tienen el lenguaje del pensamiento, no tienen el lenguaje articulado; por esto
no hay para ellos sino un idioma; según eso podría un Espíritu expresarse por
la vía mediúmnica en un lenguaje que no hubiese jamás usado viviendo; y en este
caso, ¿de dónde sacaría las palabras de las cuales se sirve?
Acabáis de responder a
vuestra pregunta diciendo que el Espíritu tiene una sola lengua que es la del
pensamiento; esta lengua todos la comprenden, lo mismo los hombres que los Espíritus.
El Espíritu errante, dirigiéndose al Espíritu encarnado del médium, no le habla
ni francés ni inglés, sino la lengua universal, que es la del pensamiento; para
traducir sus ideas en un lenguaje articulado, transmisible, saca sus palabras
del vocabulario del médium.
16. Si así fuese, el
Espíritu no debería poder expresarse sino en el idioma del médium, mientras que
se les ve escribir en idiomas desconocidos de este último; ¿no hay en esto una contradicción?
Notad primero que todos
los médiums no son igualmente a propósito para esta clase de ejercicio, al
mismo tiempo que los Espíritus no se prestan a ello sino accidentalmente,
cuando juzgan que puede ser útil; pero para las comunicaciones usuales y de cierta
extensión prefieren servirse del lenguaje familiar del médium, porque les
presenta menos dificultad material para vencer.
17. La aptitud de ciertos
médiums para escribir una lengua que le es extraña, ¿acaso no sería el
resultado de que esta lengua les fue familiar en otra existencia, de la que
pueden conservar la intuición?
Ciertamente puede suceder
de este modo, pero esta no es una regla; el Espíritu puede, con algunos
esfuerzos, sobrepujar momentáneamente la resistencia material que encuentra;
esto es lo que sucede cuando el médium escribe en su propia lengua palabras que
no conoce.
18. Una persona que no
supiese escribir, ¿podría escribir como médium?
Sí; pero se concibe que
aun en esto hay una grande dificultad mecánica que vencer, no teniendo la mano
la costumbre del movimiento necesario para formar las letras. Lo mismo sucede con
los médiums dibujantes que no saben dibujar.
19. Un médium muy poco
inteligente, ¿podría transmitir comunicaciones de un orden elevado?
Sí, por la misma razón que
un médium puede escribir en un idioma que no conoce. La mediumnidad propiamente
dicha, es independiente de la inteligencia, así como de las cualidades morales,
y a falta de un instrumento mejor puede el Espíritu servirse del que tiene a
mano; pero es muy natural que para comunicaciones de cierto orden prefiera el
médium que lo ofrece menos dificultades materiales. Hay, además, otra
consideración: el idiota muchas veces sólo es idiota por la imperfección de sus
órganos, pero su Espíritu puede estar más adelantado de lo que vosotros creéis;
tenéis la prueba por ciertas evocaciones de idiotas muertos o vivos.
Observación. — Este es un hecho probado
por la experiencia; nosotros hemos evocado varias veces a idiotas vivientes que
han dado pruebas patentes de su identidad y respondían de un modo muy sensato y
aun superior. Ese estado es un castigo para el Espíritu que sufre por el embarazo
en que se encuentra. Un médium idiota puede, pues, algunas veces, ofrecer al
Espíritu que quiere manifestarse más recursos de los que se cree.
(Véase La Revista
Espírita, julio de 1860, artículo sobre la “Frenología y la Fisonomía”).
20. ¿De dónde viene la
aptitud de ciertos médiums para escribir en verso a pesar de su ignorancia en
poesía?
La poesía es un lenguaje;
pueden escribir en verso así como pueden escribir en un lenguaje que no
conocen; además pueden haber sido poetas en otra existencia, y como se os ha
dicho ya, los conocimientos adquiridos nunca se pierden para el Espíritu que
debe llegar a la perfección en todas las cosas. Entonces lo que ellos supieron
les da, sin que lo conozcan, una facilidad que no tienen en el estado
ordinario.
21. ¿Sucede lo mismo con
aquellos que tienen una aptitud especial para el dibujo y la música?
Sí; el dibujo y la música
son también modos de expresar el pensamiento; los Espíritus se sirven de los
instrumentos que les ofrecen más facilidad.
22. ¿La expresión del
pensamiento para la poesía, el dibujo o la música, depende únicamente de la
aptitud especial del médium o de la del Espíritu que se comunica?
Unas veces del médium,
otras del Espíritu. Los Espíritus superiores tienen todas las aptitudes; los
Espíritus inferiores tienen conocimientos limitados.
23. ¿Por qué el hombre que
tiene un talento superior en una existencia, no lo que tiene en una existencia
siguiente?
No sucede siempre así
porque muchas veces perfecciona en una existencia lo que ha empezado en otra,
pero puede suceder que una facultad superior dormite cierto tiempo para dejar a
otra más libertad para desarrollarse; es un germen latente que encontrará más
tarde, y del que siempre quedan algunas señales, o al menos una vaga intuición.
224. El Espíritu extraño
comprende, sin duda, todos los idiomas, puesto que los idiomas son la expresión
del pensamiento, y que el Espíritu comprende por el pensamiento; pero para manifestar
este pensamiento es necesario un instrumento; este instrumento es el médium. El
alma del médium que recibe la comunicación extraña no puede transmitirla sino
por los órganos de su cuerpo; así pues, estos órganos no pueden tener para una lengua
desconocida la flexibilidad que tiene para la que les es familiar. Un médium
que solo sepa el francés podrá, accidentalmente, dar una respuesta en inglés,
por ejemplo, si al Espíritu le place hacerlo; pero los Espíritus que encuentran
ya el lenguaje humano demasiado lento en comparación con la rapidez del
pensamiento, puesto que abrevian tanto como pueden, se impacientan de la
resistencia mecánica que experimentan, y por esto no lo hacen siempre. Es
también la razón porque un médium novicio que escriba penosamente y con
lentitud aun siendo en su propia lengua, en general no obtiene más que respuestas
breves y sin desarrollo; así es que los Espíritus recomiendan también que no se
hagan por su intermediario sino preguntas sencillas. Para las de una gran
importancia, es preciso un médium formado que no ofrece ninguna dificultad
mecánica al Espíritu. Nosotros no tomaríamos, para que vos leyera, un discípulo
que deletrease; un buen obrero no se sirve de malas herramientas. Añadamos otra
consideración de gran interés por lo que concierne a los idiomas extranjeros.
Los ensayos de este género siempre se hacen por curiosidad y de experimento;
nada es más antipático a los Espíritus que las pruebas a las cuales se les
quiere someter. Los Espíritus superiores jamás se prestan a ello y se van en el
momento que quieren hacerlo. Tanto como se complacen en las cosas útiles y formales,
les repugna el ocuparse de cosas tontas y sin objeto. Dirán los incrédulos:
esto es para convencernos y este fin es útil, puesto que puede ganar adeptos
para la causa de los Espíritus. A esto responden ellos:
Nuestra causa no
necesita a los que tienen demasiado orgullo para creerse indispensables;
nosotros llamamos a los que nosotros queremos, y a menudo estos son los más
pequeños y los más humildes. ¿Hizo Jesús los milagros que le pedían los
escribas? ¿Y de qué hombre se sirvió para revolucionar el mundo? Si queréis
convenceros tenéis otros medios que la fuerza; empezad primero por someteros;
no está en el orden que el discípulo imponga su voluntad al maestro.
Resulta de eso que, salvas
algunas excepciones, el médium manifiesta el pensamiento de los Espíritus por
los medios mecánicos que están a su disposición, y que la expresión de este pensamiento
puede y aun debe lo más a menudo resentirse de la imperfección de estos medios;
así es que el hombre inculto, el labriego, podrá decir las cosas más hermosas,
expresar los pensamientos más elevados, los más filosóficos, hablando como un
labriego; porque ya se sabe: para los Espíritus el pensamiento lo domina todo.
Esto contesta a la objeción hecha por algunos críticos con motivo de la falta
de corrección de estilo y de ortografía que puede tenerse que reprochar a los
Espíritus, y que pueden provenir del médium, así como del Espíritu. Pararse en
semejantes cosas es una trivialidad. No es menos pueril el ocuparse en reproducir
estas incorrecciones con una minuciosa exactitud, como lo hemos visto hacer
algunas veces.
Pueden pues corregirse sin
escrúpulo, a menos que sean un tipo característico del Espíritu que se
comunica, en cuyo caso es útil conservarlas como prueba de identidad. De este
modo, por ejemplo, hemos visto a un Espíritu escribir constantemente Jule
(sin “s”) hablando de su nieto,
porque cuando vivía escribía de este modo y esto que el nieto que servía de
médium sabía perfectamente escribir su nombre.
Continuará...
"El Libro de los Médiums"
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