9 de septiembre de 2013

Papel del Médium en las Comunicaciones Espiritistas (I)



223. El médium, en el momento que ejerce su facultad, ¿está en un estado perfectamente normal?

Está algunas veces en un estado de crisis más o menos pronunciada; esto es lo que le fatiga y por eso tiene necesidad de descanso; pero muchas veces su estado no difiere sensiblemente del estado normal, sobre todo en los médiums escribientes.

2. Las comunicaciones escritas o verbales, ¿pueden también provenir del mismo Espíritu encarnado en el médium?

El alma del médium puede comunicarse como la de cualquier otro; si goza de cierto grado de libertad, recobra sus cualidades de Espíritu. Vosotros tenéis la prueba en el alma de las personas vivientes que vienen a visitaros y a menudo se os comunican por la escritura sin que las llaméis. Porque es menester que sepáis que entre los Espíritus que evocáis los hay que están encarnados en la Tierra: entonces os hablan como Espíritus y no como hombres. ¿Por qué quisierais que no fuese lo mismo con la del médium?

¿Esta explicación no parece confirmar la opinión de aquellos que creen que todas las comunicaciones emanan del Espíritu del médium y no de Espíritus extraños?
Sólo se engañan porque son absolutos; pues es cierto que el Espíritu del médium puede obrar por sí mismo; pero esta no es una razón para que otros no obren igualmente por su intermedio.

3. ¿Cómo distinguiremos si el Espíritu que responde es el del médium o el de un Espíritu extraño?

En la naturaleza de las comunicaciones. Estudiad las circunstancias y el lenguaje y distinguiréis. Sobre todo en el estado de sonambulismo o de éxtasis es cuando el Espíritu del médium se manifiesta, porque entonces es más libre; pero en el estado normal es más difícil. Por lo demás hay respuestas que es imposible atribuirle; por esto os digo que estudiéis y observéis.

Observación. — Cuando una persona nos habla distinguimos fácilmente lo que es suyo o lo que sólo es su eco; lo mismo sucede con los médiums.

4. Puesto que el Espíritu del médium ha podido adquirir, en las existencias anteriores, conocimientos que ha olvidado bajo su cubierta corporal, pero de los que puede acordarse como Espíritu, ¿no puede sacar de su propio fondo las ideas que parecen extralimitar el alcance de su instrucción?

Esto sucede muchas veces en estado de sonambulismo o éxtasis; pero, lo repito: hay circunstancias que no permiten la duda; estudiad mucho tiempo y meditad.

5. Las comunicaciones que provienen del Espíritu del médium, ¿son siempre inferiores a las que podrían ser dadas por Espíritus extraños?

Siempre no, porque el Espíritu extraño puede ser él mismo, de un orden inferior al del médium, y en tal caso hablar con menos sensatez. Se ve esto en el sonambulismo; porque lo más a menudo es el Espíritu del sonámbulo el que se manifiesta, y por lo mismo el que dice muchas veces cosas muy buenas.

6. ¿El Espíritu que se comunica por un médium, transmite directamente su pensamiento, o bien este pensamiento tiene por intermediario el Espíritu encarnado en el médium?

El Espíritu del médium es el intérprete, porque está ligado al cuerpo que sirve para hablar, y que es menester una cadena entre vosotros y los Espíritus extraños que se comunican, así como es necesario un hilo eléctrico para comunicar una noticia a los lejos, y al extremo del hilo una persona inteligente que la recibe y la transmite.

7. El Espíritu encarnado en el médium, ¿ejerce una influencia en las comunicaciones que debe transmitir y que provienen de Espíritu extraños?

Sí, porque si no les es simpático puede alterar las respuestas y asimilarlas a sus propias ideas y a sus inclinaciones, pero él no influye a los mismos Espíritus; sólo es un mal intérprete.

8. ¿Es esta la causa de la preferencia que tienen algunos Espíritus por ciertos médiums?
No hay otra; buscan el intérprete que simpatiza mejor con ellos y que manifiesta más exactamente su pensamiento.

Si entre ellos no hay simpatía, el Espíritu del médium es un antagonista que opone cierta resistencia y viene a ser un intérprete de mala voluntad y muchas veces infiel. Lo mismo sucede entre vosotros, cuando la advertencia de un sabio se transmite por medio de la voz de un atolondrado o de un hombre de mala fe.

9. ¿Se concibe que así suceda con los médiums intuitivos, pero no con los mecánicos?
Vosotros no os hacéis bien cargo del papel que juegan los médiums; hay en esto una ley que aún no habéis entendido.

Acordaos que para operar el movimiento de un cuerpo inerte, el Espíritu tiene necesidad de una porción de fluido animalizado que toma del médium para animar momentáneamente la mesa, a fin de que ésta obedezca a su voluntad: pues bien: comprended también que para una comunicación inteligente hay necesidad de un intermediario inteligente, y que este intermediario es el Espíritu del médium.

– Esto no parece aplicable a lo que se llama mesas parlantes; porque desde que los objetos inertes, como mesas, tablitas o cestitos das respuestas inteligentes, parece que el Espíritu del médium no tiene en ello parte.

Esto es un error; el Espíritu puede dar al cuerpo inerte una vida ficticia, momentánea, pero no inteligente; nunca un cuerpo inerte ha sido inteligente. Es, pues, el Espíritu del médium el que recibe el pensamiento sin saberlo y lo transmite poco a poco con la ayuda de los diversos intermediarios.

10. ¿Parece resultar de estas explicaciones que el Espíritu del médium nunca está completamente pasivo?

Está pasivo cuando no mezcla sus propias ideas con las del espíritu extraño, pues no es nunca enteramente nulo; su concurso es siempre necesario como intermediario aun en los que vosotros llamáis médiums mecánicos.

11. ¿No hay más garantía de independencia en el médium mecánico que en el médium intuitivo?

Sin ninguna duda, y para ciertas comunicaciones es preferente un médium mecánico; pero cuando se conocen las facultades del médium intuitivo, esto viene a ser indiferente, según las circunstancias; quiero decir que hay comunicaciones que requieren menos precisión.

12. Entre los diferentes sistemas que se han emitido para explicar los fenómenos espiritistas, hay uno que consiste en creer que la verdadera mediumnidad está en cuerpo completamente inerte, en la cestita o en el cartón, por ejemplo, que sirve de instrumento; que el Espíritu extraño se identifica con este objeto y no sólo de la vida, sino inteligencia; de aquí viene el nombre de médiums inertes dado a estos objetos; ¿qué pensáis de todo esto?

Una sola palabra basta para contestar a esto: si el Espíritu había transmitido la inteligencia al cartón al mismo tiempo que la vida, el cartón escribiría solo, sin el concurso del médium; sería muy singular que el hombre inteligente se volviese máquina, y que un objeto inerte se volviese inteligente. Este es uno de los numerosos sistemas nacidos de una idea preconcebida y que caen, como otros tantos, ante la experiencia y la observación.

13. ¿Un fenómeno bien conocido podría acreditar la opinión de que hay en los cuerpos inertes animados más que la vida, más aun, la inteligencia, es el de las mesas, cestitas, etc., que expresan por su movimiento la cólera o la afección?

Cuando un hombre agita un palo con cólera, no es el palo el que está encolerizado, ni la mano que tiene el palo, sino el pensamiento que dirige la mano; las mesas y las cestitas no son más inteligentes que el bastón; no tienen ningún sentimiento inteligente, pero obedecen a una inteligencia; en una palabra, no es el Espíritu el que se transforma en cestita, ni siquiera el que fije en él su domicilio.

14. ¿Si no es racional el atribuir inteligencia a estos objetos, puede considerárseles como una variedad de los médiums, designándoles bajo el nombre de médiums inertes?

Esto en cuestión de palabras y poco nos importa, con tal que os entendáis. Sois libres para llamar al hombre un muñeco.



Continuará...
 

"El Libro de los Mediums"


 

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