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6 de agosto de 2014

Dios y el Universo



En el Libro de los Espíritus, hay una pregunta que dice: ¿qué es Dios? La contestación, es bien clara, pero aún así se interpreta de diferentes formas.

Algunos espíritas preguntan: ¿se puede definir a Dios?; otros afirman con seguridad, que Dios nos hizo a semejanza de Él. En esto parece que están de acuerdo con las explicaciones que dan los libros sagrados de las religiones, aunque algunos digan que no es así. La religión dice que la semejanza es en cuerpo y alma, y estos hermanos espíritas, dicen que la semejanza, es sólo en espíritu. Yo naturalmente, no comparto ni acepto ninguna de estas dos teorías.

Nada ni nadie puede ser semejante a Dios, porque Dios ha creado el Universo y todo lo que vive y existe en él, pero antes de existir el Universo, ya existía Él, por lo que nadie puede definirlo, y mucho menos, comprender la grandeza de esa Inteligencia Suprema y Creadora; incomprensible para la pequeñez de nuestro Espíritu, que es una creación de Él.

Considero una equivocación y vanidad imperdonable, afirmar que somos hechos a semejanza de Dios.

Alguien dijo que “la ignorancia es muy atrevida”, y yo comparto esta opinión.
Sabemos que el Universo, en su inmensidad, no tiene principio ni fin. 

Sabemos esto, y aún así, no somos capaces de comprender tanta grandeza, queriendo personificar y definir a Dios, y creyendo tener una semejanza con Él; siendo Éste mucho más grandioso que el Universo, que sólo es una creación suya.

Imaginemos que el Universo es un inmenso globo, tan grande que no tiene principio ni fin; dentro de ese globo está Dios, porque Él es la vida, también estamos nosotros y todo lo que existe, porque Él lo ha creado, pero fuera de ese globo, también está Dios, por lo que nos preguntamos:

¿Cómo es esto posible, si todo lo que existe está dentro del globo?

La contestación es la siguiente:

“Antes de existir el globo ya existía Dios”.

Allan Kardec, nuestro querido maestro nos dice, que en un principio existía materia primitiva, en su estado natural, que se fue transformando y de ahí nació el fluido universal, que a su vez, se transformó en otros fluidos, necesarios para el germen de la vida. Así podemos comprender cómo la vida empieza en el Universo, por un proceso de transformación y evolución.

En el Libro de los Espíritus, hay una pregunta que dice:

¿Qué es el Espíritu?

Contestación: principio inteligente del Universo.

Después hay otra pregunta semejante que confirma ésta:

¿De dónde se toma la inteligencia?

Contestación: de su base o de su fuente, que está en el Universo.

La materia también tiene su propia evolución; pasa por el mineral, después por el vegetal, y a través de los tiempos, se va transformando hasta estar en condiciones de atraer al principio inteligente, que a su vez, espera el momento oportuno para entrar en contacto con la materia. Encuentro, que finalmente se produce cuando el Espíritu o principio inteligente, utiliza la materia, y ésta se animaliza, comenzando el período de la vida animal y el inicio evolutivo del Espíritu inmortal.

Esta teoría, para mí es válida y racional, hasta que no encuentre otra más convincente o mejor.

Rechazo totalmente aquella teoría que nos dice, que la evolución del principio inteligente, empieza en el mineral y prosigue en el vegetal… El principio inteligente no duerme, siempre está latente, deseoso de evolucionar, porque ese es su objetivo y para eso fue creado.

En un principio, la Tierra estaba tan caliente que no reunía condiciones para que existiera vida en ella, por esto los primeros seres vivos, nacieron en el agua. Apareció cada especie en el momento en que la Tierra fue adquiriendo las condiciones necesarias para su existencia. Tanto unos como otros, tuvieron vida por generación espontánea (El Libro de los Espíritus, libro primero, Capítulo III, “Creación”).

El alma, sin tener conocimiento de su existencia, se va formando muy lentamente, a través de los tiempos. Tiene tantas transformaciones que sería imposible enumerar; así, sin medir el tiempo, se ensaya, se prepara para la vida humana y finalmente llega ese momento, el despertar para una nueva forma de vida, produciéndose una gran metamorfosis.

El Espíritu, vagamente, como si despertara de un sueño profundo, empieza a tener conciencia de su existencia. Entonces en un estado aún muy primitivo, y durante un periodo largo de existencias, reencarna en la escala animal, para formar un cuerpo menos animalizado, a través de la influencia de su periespíritu.

Después muchos siglos, y milenios de grandes sufrimientos evolutivos, finalmente aparecen los primeros seres humanos.

Mis queridos amigos y hermanos en ideal; el Espiritismo hay que estudiarlo, pero sobre todo es necesario vivirlo, no seamos como un árbol frondoso que puede ser muy bonito pero si no produce frutos para nada vale.
Tenemos que enseñar con el ejemplo. Si subimos a una tribuna y todo lo que decimos no está siendo practicado por nosotros mismos, estaremos cayendo en la imprudencia y falsedad. Tenemos que vivir practicando lo que nos enseña este sublime ideal, porque el Espiritismo tiene que ser el futuro de la humanidad, “La Luz de Nuestro Futuro”.


Introducción.
Hechos y Obras de una Vida.
José Aniorte.